Primera vez en Brasil y el impacto fue muy grande, mientras sobrevolaba la distancia de Río de Janeiro a Brasilia y de aquí a Manaos pude contemplar atónito parte del pulmón de este planeta, y resulta impresionante la cantidad de vegetación, es una extensión inmensa, y aparentemente inagotable de foresta y agua. Es totalmente comprensible que albergue aún lugares inexplorados y especies animales y vegetales todavía por descubrir.
Muy grato el reencuentro con amigos y nadadores que hacía poco más de un mes y medio que no veían, en otros casos algunos meses más. También un placer poder conocer a nuevos amigos, grandes nadadores y geniales personas. De esto tendría para una larga crónica, pero junto con la experiencia de la selva amazónica es lo que me traigo de este gran viaje.
Manaos nos deparó lluvias a diario, con altas temperaturas y muchísima humedad, muy típico todo del clima tropical, a pesar de encontrarnos en otoño.
Pierre Gadelha, organizador y presidente del Club Aquática Amazonas, nos trató de forma privilegiada durante nuestra semana de estancia. alojados en el Hotel Tropical Manaos, el más emblemático resort de la ciudad, un impresionante complejo en plena selva, a orilla de la playa de la Ponta Negra, en Rio Negro, con todo tipo de comodidades, que incluía hasta un gran zoo propio, grata estancia y experiencia en este maravilloso complejo.
Además de alojarnos, Pierre, cuidó de los traslados a la piscina para entrenar, la presentación en el estadio Mundialista de Futbol de Manaos, un gran día de tour turístico, y la espectacular prueba. Muy agradecido a él, a su hijo Victor y a todos los integrantes de la organización de la prueba.
Ya entrados en materia podría relatar cada día como una auténtica aventura, es lo que sucede cuando viajas, sobretodo cuando lo haces a lugares tan distintos a lo que estás acostumbrado, todo es novedoso, y yo procuro fijarme en todo tipo de detalles, matrículas y tipos de vehículos, estructura de la ciudad, arquitectura, flora, clima, y generalidades, pasando por los más mínimos detalles, que reconozco me hacen parecer un bicho raro. Para todo eso tendría páginas y páginas para narrar, pero me centro en el maravilloso día de tour, y en la prueba.
El jueves 30 de abril la organización nos preparó un día turístico con varias actividades. Arrancamos con un paseo en barco por el Río Negro, que nos llevó hasta una zona poblada por indígenas, que nos recibieron (al igual que a otros tantos turistas que les visitan, como Frank de la Jungla), con una recepción y exhibición de bailes y danzas típicos. Tras esta visita nos desplazamos próximo a la zona de inicio de la prueba, ya en territorio de Iranduba, donde pudimos bañarnos y jugar con delfines rosados, también llamados "botos" por los brasileños, muy amigables. Descendiendo el Rio Negro y tras cruzar la ciudad de Manaos llegamos a un espectáculo natural impresionante como es el "Encuentro de las Aguas", donde se une Rio Negro y Rio Amazonas, las aguas, de diferente densidad no terminan de mezclarse y se forma una delimitada linea entre el marrón del Amazonas y el negro del Rio Negro, todo un espectáculo.
Finalmente nos adentramos en el Rio Amazonas para comer comída típica en un pequeño poblado flotante junto a un manglar, algo también de una belleza acogedora. Muy gratos recuerdos de la experiencia
El día 1 lo aprovechamos para nadar un poco, preparar el avituallamiento, relajarnos y descansar, día tranquilo entre nadadores. Y llegó el esperado día de la prueba, la predicción era de lluvias constantes y tormentas durante la mañana, pero a pesar de amanecer algo cubierto el día, se fue despejando, y tanto la temperatura como la humedad fueron muy elevadas durante la mañana.
Embarcamos en un muelle frente al hotel, y nos trasladaron a nadadores y coaches hasta la playa de Iranduba, una zona selvática a 30 Km de Manaos, donde no existía indicios de civilización. Tan pronto llegamos comenzó el despliegue, por parte de la organización mediante pancartas y demás material, fotógrafos,... Los nadadores comenzamos nuestro ritual de preparación, bañador, que cuesta lo suyo de poner, cremas, últimos tragos a las bebidas, fotos de rigor y nervios a flor de piel. Aquella mañana estaba más tranquilo que de costumbre, a pesar de ser 30Km, distancia a la que aún no estoy acostumbrado ( me suelo quedar entre los 15 y 25Km habitualmente), sabía que solo era cuestión de dedicarle tiempo, yo calculé 7horas aproximadamente.
El Rio Negro es un gran rio, muy caudaloso, profundo, y con muy poca corriente, por lo que la prueba iba a ser al ritmo de nado real, o muy próximo a éste. El agua tan oscura se debe a la alta acidez, como sabéis las zonas tropicales se caracterizan por suelo muy ácidos donde a veces es difícil el cultivo. Esto ha provocado que desde hace muchos años se hayan extinguido los jacarés (cocodrilos) así como sea imposible la vida de pirañas en este afluente del Amazonas (donde estos dos animalitos son bastante más frecuentes). El agua, para ser otoño, se encontraba en su momento de temperatura más baja del año, y aún así rondaba los 30-34ºC, así que imaginad como estará cuando más caliente se encuentre, bien es cierto que la fluctuación es de un par de grados máximo.
Pues todo estaba preparado, incluyendo un helicóptero que sobrevolaría la prueba durante cierto tiempo, (parece ser que este evento de gran envergadura era algo muy poco habitual por allí).
Pistoletazo de salida y en seguida se formó el grupo de cabeza, no arranqué muy bien, o no quise arriesgar, el agua estaba caliente, demasiado, e iban a ser bastantes horas como para arriesgar saliendo a un ritmo inaguantable. Dejé marchar al grupo y quedé en zona intermedia solo, pero a los pocos minutos me crucé con mi amiga Vanesa García, que no dudó en ponerse a mis pies y mantener mi ritmo, y esa fue la tónica de toda la carrera. El grupo de cabeza, o al menos los botes de los de delante iban quedando cada vez más lejos, y a nuestra izquierda nadaba Thais Santa'Ana a unos cientos de metros de distancia y muy a la par. Mi estrategia de avituallamiento en carreras con agua por encima de 26ºC suele ser cada 15-20 minutos, y esta vez fue cada cuarto de hora, 250ml, variando entre sales con maltodextrina (o lo que es lo mismo, sales SFY, con Vitargo neutro, que es lo que mejor me funciona), cada hora bebía proteínas de chocolate con algo de hidratos (Anabolic storm de Science for You, SFY, que resulta muy agradable), no faltaron las bananas, ibuprofeno y algún premio en forma de chocolate cada determinado tiempo. Pero aún así, los 15 se hacían eternos, y tras los primeros 5-10 después de beber volvía a tener sed. Tras dos horas parecía que nadara en pleno infierno, alternando oscuridad con luz cada vez que salía a respirar y metía de nuevo la cabeza las negras aguas. Obviamente no se veía el fondo, a veces me costaba ver la mano cuando entraba en el agua. De vez en cuando me sumergía un par de metros para poder refrescar el cuerpo, ya que en superficie nadaba a 33ºC y un par de metros más abajo visitaba las gélidas aguas a 30ºC que me hacían refrescar mis músculos, por estúpido que parezca, esos tres grados me daban la vida. El ritmo fue bueno, nunca forcé, ni quise ir más rápido, que tal vez hubiera podido, pero eran 30Km....
Tras 5 horas se apreciaba a lo lejos un alto edificio próximo a la meta, y se distinguí el puente de la Ponta Negra, que indicaba que el final de la prueba estaba cerca.
Por delante aparecieron de repente, supongo que por proximidad de la meta, dos embarcaciones de otros dos nadadores, y a falta de 1000m, supe que eran Rodrigo, un nadador brasileño, y Lexie Kelly, cambié el ritmo y logré aproximarme un poco, afronté los últimos metros con ganas de llegar a meta a refrescarme, y finalicé la prueba. Habían sido 6horas 3 minutos, logrando nadar a 5Km/hora, y confirmando que la corriente nos desplazaba unos 400metros cada hora aproximadamente. Los primeros no habían quedado muy lejos, solo algo más de 30 minutos los vencedores, nadadores internacionales de fama reconocida. En meta y tras hidratarme pude dar la enhorabuena a todos, algunos de ellos tuvieron que ser asistidos con suero por deshidratación, algo que me pareció muy lógico dadas las circunstancias. Para mi, pues fueron 6 litros bebidos y 3 kg perdidos en 6 horas, esto es lo que tiene este tipo de pruebas.
Resto del día caracterizado por el descanso y la cena de entrega de premios. Despedidas de algunos nadadores que pronto debían volver a sus lugares de origen, y nosotros pudimos disfrutar un día más de Manaos para recorrer calles. Nos faltó un vuelo en aeroplano por el amazonas, motivo de más para volver pronto.
La semana siguiente la pasé en Rio de Janeiro, con mil y una anécdotas, pero destacando la grata compañía de mis amigos Pedro y Mariana Mello, que me invitaron a nadar en su club, el Fluminese FC, que posee unas instalaciones espectaculares. También pude conocer a sus amigos y nadadores del equipo, y muy agradecido al nadador olímpico Luiz Lima por su amabilidad y dejarme compartir entrenos varias mañanas en e Puesto 6 de Copacabana con su gran equipo de los Gladiadores.
Por supuesto no faltó la visita al Pan de Azúcar, Cristo Redentor, Ipanema, Copacabana, Maracaná, etc.... un lugar espectacular que seguro muchos amantes del deporte disfrutarán el próximo verano del 2016 en los Juegos Olímpicos.
Hasta Pronto Brasil!!!
Obrigado!!
Chulisimo Jose.
ResponderEliminarVaya aventuras que te pegas tío... Que envidia. Pero de la mala mala mala... JEJEJE.
Cuídate maestro.