Por varios motivos este fin de semana no había podido desplazarme a Menorca a nadar la Swim Menorca 25km, por lo que la opción de volver a nadar en San Juan, la travesía de Hogueras, organizada por mis amigos del RC7, pintaba muy apetecible.
Aún recuperándome de los 23km del fin de semana anterior, los 2000m de la prueba me iban a resultar un sprint en toda regla.
En esta ocasión, además, reencuentro con grandes nadadores, como Carlos Soler y Victor Moreno.
Remarcar que la prueba siempre tiene un carácter solidario, hecho que sea aún más importante participar.
La prueba resultó ser lo esperado, un sprint en toda regla de principio a fin. Me pude quedar a pies de los dos grandes favoritos, como eran Carlos y Victor, y a mi lado apareció un triatleta que aguantó los primeros 1500 con nosotros y se descolgó. Poco varió la prueba, Carlos venció con Victor Moreno segundo y yo tercero todos muy próximos entre nosotros.
Resultado lo menos importante del día, y si el reencuentro con amigos y nadadores, el seguir sumando pruebas y preparando la temporada que se avecina muy cargada de pruebas.
Gracias al RC7 por todo!!
Nadar una prueba
de más de 20kilómetros nunca es fácil, pero puedo decir que la distancia entre
la Isla de Tabarca hasta Alicante nunca ha sido igual en las cinco ocasiones
que la he llevado a cabo, y todas han tenido un hándicap añadido a la
distancia. Este año tuvimos fuerte corriente en contra y un ligero levante que
complicó el nado severamente.
Soy nadador, es
mi pasión, amo este deporte, en su segmento más radical, las aguas abiertas,
completar largas distancias en cualquier
tipo de medio acuático, no suele ser fácil, pero me hace sentir vivo, olvidar
todas las nimiedades de esta vida, sentirme solo ante la naturaleza, y
superarlo, me hace sentir bien, saber que se puede superar todo en esta vida, y
me proporciona una satisfacción incomparable.
Esta edición no
ha sido la más numerosa, pero cada uno de los 15 nadadores que enfrentamos la
prueba teníamos nuestras motivaciones, nuestras ilusiones, y sin eso, es
difícil completar retos de esta envergadura. Admiro a todos y cada uno de los
nadadores que nadaron, unos motivados por ese reto que con tanto sacrificio han
preparado durante mucho tiempo, ese abrazo de tus seres queridos en meta, otros
por un propósito de superación personal, por ese momento al cruzar la meta,
sintiendo que lo que parecía una locura, o un imposible, se puede conseguir.
Las mías son siempre un poco de cada, pero esta dura prueba se ha convertido en
un homenaje a mis abuelos.
Este año no fue
la temperatura del agua, como en 2013, o el oleaje de la primera edición en
2012, tuvimos una temperatura llevadera entre 21 y 24 grados en el agua, que
igualmente es baja para estar más de 7 horas nadando. Las corrientes fueron las
protagonistas este año, y nos llevaron a una lucha, por alcanzar la meta, muy
larga y difícil.
La salida se
retrasó a las 7:40 de la mañana, cada uno acompañado por un kayak y kayaker,
que nos iba a proveer de los líquidos y algo de comida con los que superar los
más de 22Km que nos deparaba el día. Este año puedo destacar la transparencia
de las aguas, que en momentos permitían ver fondos a casi más de 12 metros, lo
cual también nos sirvió para notar que nuestras brazadas venían frenadas, ya
que el fondo no se desplazaba a la velocidad deseada.
Mientras pasan
los segundos, minutos, horas, piensas en la llegada, en ver a los tuyos,
cantas, sonríes, tienes sed, a veces hambre (en mi caso mucha hambre, cuanto
más avanzan los minutos), puede que te duelan los brazos, o el cuello y axilas
del roce de cada brazada y el agua salada, y esos segundos a veces se
convierten en minutos e incluso horas, otras veces pierdes la noción del
tiempo, y solo la recuperas cuando tu kayaker te avisa que has de beber, tal y
como le pediste antes de partir, miras delante, el Castillo de Santa Bárbara
queda lejos, hay veces que ni lo distingues, sigues nadando, ves un banco de
peces cruzarse ante ti a cierta profundidad, y sigues nadando, tal vez una medusa
a la que procuras esquivar, alguna ola producida por alguna embarcación, que ni
siquiera ves, pero sigues nadando……y los kilómetros cada vez son menos y las
ganas de llegar son mayores.
Y cuando ya vez
el arco de meta, y distingues algunas manchas en la orilla sabes que solo queda
un último esfuerzo, que una de esas manchas espera a que llegues, que solo con
tocar la arena seca es la meta de horas de nado, el tiempo ya es lo de menos,
no quiero más bebida, solo llegar, y el fondo se vuelve más claro y nítido,
escuchar a la gente gritar, el monótono sonido del mar que te acompañó durante
horas se torna agradable ruido de vida
humana próxima, vuelves a sentirte seguro, tras horas nadando a kilómetros de
la costa.
Últimos metros,
vamos un esfuerzo, que no parezca que ya me estaba empezando a costar, ¿ y
ahora?, solo me quedan fuerzas para cruzar la meta dignamente y saludar a los
míos, pongo mi mejor cara, un tanto desencajada e inflamada por el paso de las
horas en el agua, las marcas del gorro y las gafas son evidentes, y tardarán en
marchar, los rastros de este deporte. Pero llega mi momento, ya está, he
completado la prueba, la satisfacción no tiene escala de medida, pero si tiene
una cierta adicción, seguramente no volvería a nadar….pero mañana o pasado, estaré
pensando en el próximo reto, ahora disfruto, miro hacia la isla, ni siquiera la
veo, ¿tiempo?, me da igual, ya he terminado, pienso en mis compañeros, los que
han terminado, los que siguen nadando, desde las 5horas y poco hasta las casi 8
horas, nadie dijo que fuera fácil, y en el encuentro…. abrazos, miradas y
comentarios, todos hemos vivido lo mismo, eso nos une, y nos hace una gran
familia.
El domingo
ganamos los 15 nadadores que nos lanzamos desde Tabarca, ganaron nuestros
kayakers con nosotros, que sintieron esa misma satisfacción, que se
sacrificaron bajo un intenso sol, guardando equilibrio en un kayak en medio del
mar mientras nos alimentaban, apoyaban y sufrían con nosotros, gracias a todos
ellos. Ganaron nuestros familiares, que presentes o en la distancia pensaron,
ahora llevará tantas horas en el agua. Pero sobretodo ganó nuestro espíritu de
superación y nuestra pasión.
A la vuelta de Brasil nos esperaban unas semanas de duro trabajo fuera y dentro del agua, la temporada de aguas abierta iba a dar comienzo en breve y había que ponerse a tono.
Arrancamos la temporada estival con una que cada día tiene más participación, y lo merece, la IV Travesía Mariners, con tres distancias, 10Km, 5Km y 2,5Km, este año la edición del 10Km tuvo nueva ruta, saliendo desde la Isla de Tabarca y finalizando en la playa de Arenales, en el Centro Náutico Parres.
Esta prueba está organizada por los Rotary Mariners Sureste España junto a Natura Sport, contando con el apoyo de varias empresas de la zona. La prueba es íntegramente solidaria, este año los beneficios fueron donados a APAMM (Asociación de Mujeres con cáncer de mama), hecho que hace más recomendable la participación.
Condiciones ideales, aguas rondando los 20-21ºC, algo de viento pero de costado o a favor, dependiendo del momento e la prueba, y grandes amigos y nadadores, no podíamos tener mejor comienzo.
La salida fue desde la Playa de Tabarca, lugar de llegada de las dos primeras ediciones de esta prueba. Las tres anteriores ediciones las había ganado y le tengo un cariño especial a la prueba, a esta y todas las que tienen a la Isla como protagonista. Pues la prueba comenzó bien, mi amigo y gran nadador Óscar Estrada y yo comenzamos fuerte y pronto nos quedamos nadando mano a mano en paralelo hacia la costa, y así fue la tónica de casi toda la prueba. A falta de un par de kilómetros para la meta y con viento y corriente a favor no pude aguantar el ritmo de Óscar que se alejaba de mi poco a poco, y los 2'44" de ventaja fueron inevitables, merecida victoria la suya.
La prueba se caracteriza por el uso opcional de neopreno, y pocos fuimos los que no lo usamos, que si bien el neopreno proporciona bastante flotación a algunos no nos resulta de lo más confortable.
La prueba de 5Km fue dominada por Carlos Rivera, vencedor, seguido por Pedro Miguel Reig y Carlos Soler, tres grandes nadadores que le dieron gran nivel a la prueba.
Tras la entrega de premios la mayoría de los nadadores nos quedamos a disfrutar de una comida de hermandad en la playa.
Recordando el recorrido de la prueba y las sensaciones he de reconocer que todo lo que tenga que ver con la Isla de Tabarca tiene un color especial, la satisfacción de unir la isla con tierra, surcando sus aguas en cualquiera de los escenarios posibles que la climatología nos depare, siempre es reconfortante a la vez que muy bonito de poder disfrutar, tanto en la Tabarca-Santa Pola, como en esta Mariners o en la Tabarca-Alicante, si tenéis ocasión de tomaros un poco de tiempo para contemplar el fondo, levantar la cabeza en medio del mar y mirar atrás y delante, respirar y sentiros libres, hacedlo, valdrá la pena.
Han pasado 6 meses desde la prueba de Manaos, y a pesar del tiempo, el recuerdo y la gran experiencia está muy fresca en mi memoria.
Primera vez en Brasil y el impacto fue muy grande, mientras sobrevolaba la distancia de Río de Janeiro a Brasilia y de aquí a Manaos pude contemplar atónito parte del pulmón de este planeta, y resulta impresionante la cantidad de vegetación, es una extensión inmensa, y aparentemente inagotable de foresta y agua. Es totalmente comprensible que albergue aún lugares inexplorados y especies animales y vegetales todavía por descubrir.
Muy grato el reencuentro con amigos y nadadores que hacía poco más de un mes y medio que no veían, en otros casos algunos meses más. También un placer poder conocer a nuevos amigos, grandes nadadores y geniales personas. De esto tendría para una larga crónica, pero junto con la experiencia de la selva amazónica es lo que me traigo de este gran viaje.
Manaos nos deparó lluvias a diario, con altas temperaturas y muchísima humedad, muy típico todo del clima tropical, a pesar de encontrarnos en otoño.
Pierre Gadelha, organizador y presidente del Club Aquática Amazonas, nos trató de forma privilegiada durante nuestra semana de estancia. alojados en el Hotel Tropical Manaos, el más emblemático resort de la ciudad, un impresionante complejo en plena selva, a orilla de la playa de la Ponta Negra, en Rio Negro, con todo tipo de comodidades, que incluía hasta un gran zoo propio, grata estancia y experiencia en este maravilloso complejo.
Además de alojarnos, Pierre, cuidó de los traslados a la piscina para entrenar, la presentación en el estadio Mundialista de Futbol de Manaos, un gran día de tour turístico, y la espectacular prueba. Muy agradecido a él, a su hijo Victor y a todos los integrantes de la organización de la prueba.
Ya entrados en materia podría relatar cada día como una auténtica aventura, es lo que sucede cuando viajas, sobretodo cuando lo haces a lugares tan distintos a lo que estás acostumbrado, todo es novedoso, y yo procuro fijarme en todo tipo de detalles, matrículas y tipos de vehículos, estructura de la ciudad, arquitectura, flora, clima, y generalidades, pasando por los más mínimos detalles, que reconozco me hacen parecer un bicho raro. Para todo eso tendría páginas y páginas para narrar, pero me centro en el maravilloso día de tour, y en la prueba.
El jueves 30 de abril la organización nos preparó un día turístico con varias actividades. Arrancamos con un paseo en barco por el Río Negro, que nos llevó hasta una zona poblada por indígenas, que nos recibieron (al igual que a otros tantos turistas que les visitan, como Frank de la Jungla), con una recepción y exhibición de bailes y danzas típicos. Tras esta visita nos desplazamos próximo a la zona de inicio de la prueba, ya en territorio de Iranduba, donde pudimos bañarnos y jugar con delfines rosados, también llamados "botos" por los brasileños, muy amigables. Descendiendo el Rio Negro y tras cruzar la ciudad de Manaos llegamos a un espectáculo natural impresionante como es el "Encuentro de las Aguas", donde se une Rio Negro y Rio Amazonas, las aguas, de diferente densidad no terminan de mezclarse y se forma una delimitada linea entre el marrón del Amazonas y el negro del Rio Negro, todo un espectáculo.
Finalmente nos adentramos en el Rio Amazonas para comer comída típica en un pequeño poblado flotante junto a un manglar, algo también de una belleza acogedora. Muy gratos recuerdos de la experiencia
El día 1 lo aprovechamos para nadar un poco, preparar el avituallamiento, relajarnos y descansar, día tranquilo entre nadadores. Y llegó el esperado día de la prueba, la predicción era de lluvias constantes y tormentas durante la mañana, pero a pesar de amanecer algo cubierto el día, se fue despejando, y tanto la temperatura como la humedad fueron muy elevadas durante la mañana.
Embarcamos en un muelle frente al hotel, y nos trasladaron a nadadores y coaches hasta la playa de Iranduba, una zona selvática a 30 Km de Manaos, donde no existía indicios de civilización. Tan pronto llegamos comenzó el despliegue, por parte de la organización mediante pancartas y demás material, fotógrafos,... Los nadadores comenzamos nuestro ritual de preparación, bañador, que cuesta lo suyo de poner, cremas, últimos tragos a las bebidas, fotos de rigor y nervios a flor de piel. Aquella mañana estaba más tranquilo que de costumbre, a pesar de ser 30Km, distancia a la que aún no estoy acostumbrado ( me suelo quedar entre los 15 y 25Km habitualmente), sabía que solo era cuestión de dedicarle tiempo, yo calculé 7horas aproximadamente.
El Rio Negro es un gran rio, muy caudaloso, profundo, y con muy poca corriente, por lo que la prueba iba a ser al ritmo de nado real, o muy próximo a éste. El agua tan oscura se debe a la alta acidez, como sabéis las zonas tropicales se caracterizan por suelo muy ácidos donde a veces es difícil el cultivo. Esto ha provocado que desde hace muchos años se hayan extinguido los jacarés (cocodrilos) así como sea imposible la vida de pirañas en este afluente del Amazonas (donde estos dos animalitos son bastante más frecuentes). El agua, para ser otoño, se encontraba en su momento de temperatura más baja del año, y aún así rondaba los 30-34ºC, así que imaginad como estará cuando más caliente se encuentre, bien es cierto que la fluctuación es de un par de grados máximo.
Pues todo estaba preparado, incluyendo un helicóptero que sobrevolaría la prueba durante cierto tiempo, (parece ser que este evento de gran envergadura era algo muy poco habitual por allí).
Pistoletazo de salida y en seguida se formó el grupo de cabeza, no arranqué muy bien, o no quise arriesgar, el agua estaba caliente, demasiado, e iban a ser bastantes horas como para arriesgar saliendo a un ritmo inaguantable. Dejé marchar al grupo y quedé en zona intermedia solo, pero a los pocos minutos me crucé con mi amiga Vanesa García, que no dudó en ponerse a mis pies y mantener mi ritmo, y esa fue la tónica de toda la carrera. El grupo de cabeza, o al menos los botes de los de delante iban quedando cada vez más lejos, y a nuestra izquierda nadaba Thais Santa'Ana a unos cientos de metros de distancia y muy a la par. Mi estrategia de avituallamiento en carreras con agua por encima de 26ºC suele ser cada 15-20 minutos, y esta vez fue cada cuarto de hora, 250ml, variando entre sales con maltodextrina (o lo que es lo mismo, sales SFY, con Vitargo neutro, que es lo que mejor me funciona), cada hora bebía proteínas de chocolate con algo de hidratos (Anabolic storm de Science for You, SFY, que resulta muy agradable), no faltaron las bananas, ibuprofeno y algún premio en forma de chocolate cada determinado tiempo. Pero aún así, los 15 se hacían eternos, y tras los primeros 5-10 después de beber volvía a tener sed. Tras dos horas parecía que nadara en pleno infierno, alternando oscuridad con luz cada vez que salía a respirar y metía de nuevo la cabeza las negras aguas. Obviamente no se veía el fondo, a veces me costaba ver la mano cuando entraba en el agua. De vez en cuando me sumergía un par de metros para poder refrescar el cuerpo, ya que en superficie nadaba a 33ºC y un par de metros más abajo visitaba las gélidas aguas a 30ºC que me hacían refrescar mis músculos, por estúpido que parezca, esos tres grados me daban la vida. El ritmo fue bueno, nunca forcé, ni quise ir más rápido, que tal vez hubiera podido, pero eran 30Km....
Tras 5 horas se apreciaba a lo lejos un alto edificio próximo a la meta, y se distinguí el puente de la Ponta Negra, que indicaba que el final de la prueba estaba cerca.
Por delante aparecieron de repente, supongo que por proximidad de la meta, dos embarcaciones de otros dos nadadores, y a falta de 1000m, supe que eran Rodrigo, un nadador brasileño, y Lexie Kelly, cambié el ritmo y logré aproximarme un poco, afronté los últimos metros con ganas de llegar a meta a refrescarme, y finalicé la prueba. Habían sido 6horas 3 minutos, logrando nadar a 5Km/hora, y confirmando que la corriente nos desplazaba unos 400metros cada hora aproximadamente. Los primeros no habían quedado muy lejos, solo algo más de 30 minutos los vencedores, nadadores internacionales de fama reconocida. En meta y tras hidratarme pude dar la enhorabuena a todos, algunos de ellos tuvieron que ser asistidos con suero por deshidratación, algo que me pareció muy lógico dadas las circunstancias. Para mi, pues fueron 6 litros bebidos y 3 kg perdidos en 6 horas, esto es lo que tiene este tipo de pruebas.
Resto del día caracterizado por el descanso y la cena de entrega de premios. Despedidas de algunos nadadores que pronto debían volver a sus lugares de origen, y nosotros pudimos disfrutar un día más de Manaos para recorrer calles. Nos faltó un vuelo en aeroplano por el amazonas, motivo de más para volver pronto.
La semana siguiente la pasé en Rio de Janeiro, con mil y una anécdotas, pero destacando la grata compañía de mis amigos Pedro y Mariana Mello, que me invitaron a nadar en su club, el Fluminese FC, que posee unas instalaciones espectaculares. También pude conocer a sus amigos y nadadores del equipo, y muy agradecido al nadador olímpico Luiz Lima por su amabilidad y dejarme compartir entrenos varias mañanas en e Puesto 6 de Copacabana con su gran equipo de los Gladiadores.
Por supuesto no faltó la visita al Pan de Azúcar, Cristo Redentor, Ipanema, Copacabana, Maracaná, etc.... un lugar espectacular que seguro muchos amantes del deporte disfrutarán el próximo verano del 2016 en los Juegos Olímpicos.